En 1968 Stanley Kubrik plasma en su película "2001: Una Odisea del Espacio" como sería la vida en el futuro. Diseña unos interiores caracterizados por el blanco impoluto, un color que representa la limpieza y el modernismo. Los escenarios se caracterizan por una serie de volúmenes curvos. Con esta idea hemos creado un espacio central libre, que organiza todas las circulaciones, donde se van situando concéntricamente las distintas estancias heterogéneas del programa. Todo ello representado con este blanco etéreo.
El edificio, a pesar de funcionar como un todo, se divide en dos partes según el horario de utilización. Los dos espacios poseen un patio interior como elemento organizador.
A las distintas estancias se accede por medio de una zona de descanso común que se va esponjando según las necesidades. Se crea así un espacio de encuentro abierto al patio central, potenciando ese caracter circular del edificio.
El edificio está pensado para funcionar correctamente tanto de día como de noche. Se pone el Sol y es cuando el patio interior se transforma en un observatorio común que enmarca el cielo. Los visitantes se pueden sentar en los bancos corridos que han sido situados por el perímetro del patio para deleitarse con un manto lleno de estrellas.
Aunque la zona de actividad nocturna está separada de la diurna, es posible la utilización de las zonas de esparcimiento como zonas de estancia donde reunirse y pasar un buen rato con la oscuridad de la noche como telón de fondo.
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